Por. Daniel López
Los tiempos se modifican. Las poblaciones crecen. Los gobiernos cambian. Las democracias se desarrollan. Pero todo queda exclusivamente a tenor de los intereses de las elites poderosas.
En el mundo existen personas que les interesan el crecimiento económico y el desarrollo social de su país pues consideran que estos dos términos van de la mano y se conquistan de manera conjunta. Los intereses son entonces los de la mayoría respaldadas por la minoría. Pero este efecto no es igual en todo el mundo.
Los países latinoamericanos parecen haber sido maldecidos con la desgracia del estancamiento económico y la vulnerabilidad social. El caos, el desorden, las crisis y la desaceleración son factores que caracterizan a las naciones independientes de España, convirtiendo a sus ciudadanos en seres sociopolíticos con basta capacidad de participación política en sus democracias. Por esa razón, las democracias latinoamericanas no logran encontrar el tiempo adecuado que les traiga estabilidad para desarrollarse y a la vez crear las herramientas idóneas para que sus sociedades crezcan. Y cuando una nación democrática encuentra el camino para la evolución, en su interior, se gestan movimientos contra ella, para reprimirla, desaparecerla y extinguirla. Sin llegar muy lejos y mucho menos, sin la necesidad de hacer un reencuentro histórico, la democracia de la nación "verde-amarela" encontró su fin. Ha sido extinta por una decisión senatorial.
Los intereses de una clase política (ocultar la corrupción de algunos de la camada) fueron superiores sobre la decisión democrática del más del 50% de los votantes que habrían elegido a una mujer para que los representara y quien ya había luchado antes contra la dictadura que vivió Brasil de 1964 a 1985, Dilma Rousseff.
Una mujer había sido electa como la mandataria de la nación brasileña. La nación del "Ordem e o progresso" sería representada por primera ocasión por una mujer, que además fue activista social e participante gestora de la nueva democracia que tanto le urgía a Brasil.
La oportunidad era única. Los enemigos eran muchos. Pero los obstáculos eran aún superiores.
Dilma se enfrentaría a un gigante (y no me refiero al tamaño del país) sino a todos problemas que desde hace tiempo herían a la tierra del samba y el fútbol, "el machismo, la pobreza, el racismo y las desigualdades sociales".
Luiz Inácio da Silva ya había preparado el terreno para la presidenta Rousseff para que la lucha fuera menos amagadora contra la nueva mandataria, sin embargo, tal parece que el camino que fue preparado para facilitar el combate a lo que se enfrentaría Dilma sólo habían sido contenidos y posteriormente agravados.
El país había encontrado el camino para el crecimiento y el desarrollo, pero esto no les gusto a todos. La democracia brasileña llegaría a su fin por las siguientes razones:
* En primer lugar, en un país conservador donde las elites eran blancas y dirigidas por hombres seria mujer la nueva rectora del Estado.
* Segundo, la señora presidenta cometió dos errores a los ojos de las elites al interior de la esfera: primero, incluir a más mujeres en la toma de decisiones; y segundo, mezclar los colores: lo blanco con lo negro en todos los ámbitos de la vida social. Era imposible concebir que mujeres y, peor aún, negros (afro-brasileiros) participaran en la política y tuvieran las mismas oportunidades que los blancos.
* Tercero, la mandataria dio continuidad a las políticas asistencialistas. Factor esencial para el descontento.
* Finalmente, la propia Roussef se coloco la soga al cuello para iniciar procesos futuros en su contra. Esa soga tenia cargo, nombre y apellido. El Vicepresidente Michel Temer.
Desde estas acciones comenzó el fin del cratos (poder) del demos (pueblo).
La corrupción al interior de petrobras fue la excusa perfecta para enjuiciar a la "no querida" por las elites. Pero Dilma supo jugar e inició las investigaciones pertinentes para demostrar su capacidad de respuesta a los "hombres de la política". Pero no fue suficiente. Su gabinete estaba inmerso en este conflicto, y peor aún, nombres importantes de la política y de empresarios también estaban en la lista. O la camada devoraba o terminaría siendo devorada por una mujer. El Impeachmen sería el gran aliado de los conservadores.
El día 12 de mayo se inició el proceso de juicio político contra la Presidenta.
La Sra. del Ejecutivo Federal que representaba al 51,64% de la población votante y a la democracia, fue separada de su cargo por medio año para hacer más limpia, eficaz y veraz la investigación en su contra y evitar fuera maquillada solo por tratarse de la Presidenta.
La democracia "brasilerira" entonces tenía ya predispuesto un claro destino escrito por los parlamentarios "del Brasil" que habían avalado el juicio político iniciado.
La democracia quedaría sepultada (sería muerta) pero no sin antes, haber sido objeto de burla por parte de la clase política, objeto de manipulaciones, maltrato y tortura durante los próximos seis meses a manos del Presidente interino Temer, otro involucrado en los actos de corrupción de Petrobras. Suena ilógico, pero es cierto, que haya sido el quien tomara posesión del cargo cuando el tema por el que separaran a la Presidenta reelecta en 2014.
Todo lo que inicia concluye.
El Senado de Brasil había iniciado un circo para escuchar el porque la presidenta separada de sus funciones debía retomar su cargo, aunque la decisión sobre Rousseff ya había sido deliberada antes de iniciar la función. "Dilma debía ser separada de su cargo de manera inmediata" y convertirse en la primer mujer presidente enjuiciada por corrupción, pues había conducido a la "República Federal do Brasil" por el camino incorrecto.
La camada había ganado y terminado por devorar a quien los pudo haber devorado.
El (des)orden y el (des)progreso se había instaurado una vez más.
Los hombres tomaron la dirección del Estado y de todos los ministerios existentes, separando no solo a Dilma Rousseff del poder sino también a todas las mujeres.
Una vez más, Brasil cometió un error, sus procesos en la supuesta defensa de la democracia comenzaron un proceso involutivo.
Lo que pasó en Brasil el miércoles 31 de agosto no fue un juicio político. Fue, en palabras de mis colegas y amigos brasileños (con quienes estoy totalmente de acuerdo), UN GOLPE PARLAMENTARIO A LA DEMOCRACIA.
¿Qué sigue?
Sólo se vislumbra lo siguiente
• El país que parecía que estaba emergiendo detendría su evolución.
• La plutocracia gobierna nuevamente a un país que parecía había encontrado un camino para desarrollarse y convertirse en una potencia económica.
• La política exterior internacional seguramente tomará un nuevo rumbo.
• ¿Quién puede confiar en un país que se da golpes de parlamentarios así mismo por los que lo dirigen?
• ¿Qué pasará con los ciudadanos de Brasil ahora que son representados por un usurpador?
Hay muchas interrogantes y una sola respuesta...BRASIL NO SERÁ EL MISMO DE ANTES.
Basta esperar el comportamiento de los brasileños en las urnas durante las próximas elecciones. Al final es el pueblo quien tiene la última palabra. "Aceptar la sepultura de su democracia" o reavivarla una vez más. He ahí el dilema.
Si te gusto este articulo me alegro, déjame una felicitación y compártelo para que mínimo sepan que pex con Brasil.
Y si no te convence esta nota pues házmelo saber, digo, chance y puedo mejorar de lo contrario simplemente miéntamela…..jajaja, siempre es bueno recordar a nuestra madre.
GRACIAS POR LEERME
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En la Ciudad de México, México.
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