AROMA DE PUEBLO
por Cristian Ugalde
por Cristian Ugalde
Las noches de primavera son de las más cálidas del año, puedes
estar hasta tarde y no sentir frío como en invierno. Como escribió Amado Nervo, "saliendo de México,
todo es Cuautitlán" (palabras más, palabras menos).
Conozco un Cuautitlán en el
que las tardes-noche de primavera son muy cómodas. Un Cuautitlán como todos los
pueblos de México. En algunos siempre están los viejos bailando danzón, quizá
para no olvidar sus años mozos; en otros siempre las mismas personas, yendo de
aquí para allá, saliendo de casa, del mercado, pasando a la escuela por los
niños; en algunos más, vendedores, siempre andan en el centro intentando hacer
que compres lo que no necesitas comprar, es divertido porque pasan y vuelven a
pasar.
Hablando de pueblos, algunos cuentan con artesanos, con mercados
gigantes, con ambulantes, con jardines –y no me dejarán mentir– con un
característico quiosco en el centro, a veces cerca de su parroquia, a veces limítrofes
a portales o simplemente, cerca de su plazoleta. No puede faltar el
folclor de sus habitantes, de las personas que lo visitan o de aquellos que van de paso, tampoco faltan las personas que venden tamales, atoles,
camotes o churros, anunciándose con un “sonido” que los identifica.
En los pueblos también hay desarreglo, pero, ¿qué es el
desarreglo sin aroma a pueblo? con ese gusto de tranquilidad, de elegancia y
disfrutar de cosas nuevas.
En este país las personas gustan del frío y del calor,
gustan de la noche y del día, gustan y disgustan de lo que les puede ofrecer
México. Tenía razón Amado Nervo, “saliendo
de México, todo es Cuautitlán. Saliendo de Francia, todo es México”.
Diciembre 04,2018
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